miércoles, 28 de septiembre de 2011

ECUACIÓN PARA SABER CUÁNDO SE ACABA EL AMOR

      
Cuándo se acaba el amor, preguntan muchos;
qué enigma, qué tarea para el oráculo;
y yo respondo: se acaba cuando
tú te desenredas de sus ojos, cuando ya no son
serpiente entrando en tu loco corazón;
se acaba el amor cuando tu rompes con su ombligo;
y ya no reconstruyes la cuerda que te unía
a su arrugado centro;
se acaba cuando ya sus nalgas no le dicen
nada a tu entrepierna, cuando ya ese idioma
en movimiento no ablanda tu coraje,
ni daña tu temperatura de viejo reptil acorazado.

Cuándo se acaba el amor, preguntan muchos;
quién siembra la derrota, qué artificio
destruye los flancos de  su quimera;
y yo respondo: se acaba cuando
sus labios no alargan tu deseo; cuando su pantorrilla
no logra descifrar el fuego que hay en tu leña;
cuando sus pechos, jugosos o esquivos,
no amamantan las ilusiones que en una noche
de arena te forjaste; cuando la obscenidad que
sale de su boca se queda entre las sábanas
convertida en sólo obscenidad, liberada de
misterio y sesgada de espíritu.
Cuándo se acaba el amor, preguntan muchos,
y yo, atrevido e inane, respondo: cuando la
máscara se vuelve vieja y se disuelve con el
temblor de prima noche; cuando la
continuidad de los meses y la repetición de las
posturas para mirarse a los ojos, hace verano en
los amantes, y sólo queda el tedio del hueso,
el torpe cuerpo cubierto de escamas y de adioses.                                      

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